Este año el día 8 de Marzo, día de la mujer trabajadora, en
el cual se realizan una retrospectiva para ver los avances conseguidos… este
año se han visto teñidos, ya que sobre
todo destaca un avance, el avance hacia la nueva minoría de edad de la mujer.
La ley de Protección del
Concebido y de la mujer embarazada, se refiere al aborto en ciertos supuestos
llegando a tipificarlo como delito, pero
Sin Sanción. La opresión que explicita esta ley es cuanto menos indignante. Se
estipulan obstáculos para influir en la toma de decisión de la mujer sobre su
propio aborto, si la mujer toma finalmente la decisión de abortar se ve
obligada a hacer una labor de investigación y de súplica a dos profesionales distintos
del centro donde vaya a realizar el procedimiento, estos deben emitir un
informe convincente en el que especifiquen los daños que puede llegar a sufrir
o padecer y de que índole son, estos han de ser valorados y los informes
emitidos por especialistas en el sector que alegues el daño, por lo tanto
puedes alegar daños psicológicos pero te dificultan este proceso de forma muy
significativa, te obligan a tener dos juicios de valor distintos.
¿A caso no somos lo
suficientemente conscientes y racionales, para tomar por sí solas la decisión?
¿A caso nuestra decisión ha de estar supervisada y valorada y respaldada por
otras dos personas más?, ¿A caso una decisión tan íntima ha de ser expuesta a
que sean otros quién valoren si es idónea o no?¿Qué pasa con nuestra percepción
sobre nuestra propia decisión? ¿Qué pasa con nuestra voluntad, con nuestra
decisión? ¿No es suficientemente válida? ¿Qué pasa si creemos que no es el
momento idóneo para ello? ¿Qué ocurre si simplemente no queremos? ¿Qué ocurre
con nuestra percepción sobre la paternidad responsable? ¿Qué ocurre si pensamos
que no podemos dotarle de los medios necesarios para asegurarle las condiciones
óptimas de dignidad? Además nos estipulan después de que por sí mismas hayamos
tomado la decisión, un periodo mínimo de siete días para reflexionar. ¿Se duda
de nuestra capacidad de decisión a caso?
Además se elimina uno de los
supuestos, el de malformación fetal, que el feto tenga una malformación fatal
incompatible para el óptimo desarrollo de este, y que la dolencia sea
incurable, deja de ser un supuesto por sí mismo. Y esto nos lleva a pensar, si
una mujer es consciente que va a tener un hijo con una malformación grabe
incurable, y esta se plantea ¿qué calidad de vida voy a poder darle a mi hijo o
hija?, si además de la problemática que este padece soy una más de los seis
millones de parados que tiene este país, ¿cómo voy a atender a mi hijo o hija?
si además de las atenciones que requiere un recién nacido trae consigo una
dolencia irreversible que requiere unos cuidados continuados, ¿cómo hago para
dotarle de todos los cuidados necesarios y medios necesarios que este requiere?
¿Cómo lo hago si además en materia de prestaciones sociales y recursos sociales
se están dando unas continuadas restricciones?
Además de dificultar los
procesos para alegar daños psicológicos en la mujer, no piensan que además este
endurecimiento y retroceso en los derechos de la mujer puede llevar a que
ciertas mujeres ante el panorama que se les muestra decidan tomar medidas
desesperadas y acudir a realizar un aborto en centros clandestinos, arriesgando
su salud, su vida, recurriendo al ocultismo, a métodos siniestros, a sentirse
perseguidas, a no poder actuar con su propia voluntad, a no poder decidir
cuándo tener un hijo y en qué condiciones, a no poder ser dueñas de su propio
cuerpo, a sentirse manejadas, sometidas a estrictos controles y ya no pueden
tan solo dar su opinión acerca de su situación, sino que se van a ver obligadas
a buscar profesionales especialistas en la dolencia que quieran alegar y
convencerles de su situación a dos profesionales distintos, adiós a su
intimidad y privacidad. No querer ser padres, no poder ser padres por las
coyunturas que sean, ya no es motivo
para abortar antes de las 14 semanas, entonces…. Debemos ser madres si o si,
¿Dónde queda la paternidad responsable? ¿Dónde queda la dignidad de la mujer si
simplemente no quiere ser madre? ¿Por qué han de ponernos trabas en una
decisión tan íntima y personal?
No es de extrañar lo que está por venir,
mujeres obligadas al turismo para abortar fuera de España, para quién tenga los
medios necesarios, otras a recurrir a
prácticas abortivas clandestinas, arriesgando su salud, su vida, otras a ser
madres incrementando así su situación que quizás sea precaria, o bien a tener
un hijo que en ese momento no desean.
¿Por qué el hecho de ser madres
debe depender de otra opinión distinta que no es la de la propia mujer? ¿Es
acaso esta ley un método de represión y sometimiento para la mujer por ser
mujer?
No queremos ser tuteladas,
tenemos capacidad de decisión, como seres humanos autónomos no queremos ser
influidas para ser madre o no ser madre, porque somos libres y así deberían ser
nuestras decisiones porque no queremos una minoría de edad para la mujer,
recordemos que la maternidad es una elección y no debería de convertirse en una
imposición.
Son demasiadas cuestiones las
que nos abordan tras esta reforma de la ley del aborto que se ha estipulado, el
cual se percibe un claro retroceso en los derechos como mujer.
Además ser mujer tiene otros
obstáculos añadidos, somos el sector poblacional más perjudicado con la crisis,
las mayores tasas de paro, pese a ser las que más aulas ocupamos.
El problema reside en que
nuestros dirigentes, empresarios, no tienen formación en materia de género,
cómo queremos que ciertas situaciones de discriminación cambien si quienes
están en los puestos de mando no tienen ningún tipo de formación.
Y es que el planteamiento en
materia de género en ciertos aspectos está mal planteado, porque mediar como
paliativo si el mejor agente de cambio para ciertas situaciones es la educación
durante los periodos de formación, porque no se incluyen materias de género en
los estudios para que después nuestros niños/as, jóvenes, en un futuro hayan
adquirido los conocimientos necesarios para que contribuyan a una sociedad más
igualitaria y no discriminatoria.
El/la trabajador/a Social tiene
entre otras muchas funciones la implicación en la concienciación de la sociedad,
la educación, influir en las políticas sociales, para lograr que estas sean inclusivas
e igualitarias para toda la sociedad.
Por ello debemos de
concienciarnos en que no solo somos agentes de cambio para la sociedad sino que
también poseemos la capacidad de influir en las políticas sociales. Debemos de
cooperar como profesionales para influir y modificar aquello que creamos que es
susceptible de cambio, además reivindicar materias de género en todas las
titulaciones profesionales para lograr así una mayor concienciación y conseguir
una mayor efectividad en materia de igualdad de género.
González Stéfani, Gerardo Néstor
Navas Glembotzky, Teresa
3º de Grado en Trabajo Social.
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