lunes, 17 de marzo de 2014

PERSECUCIÓN Y CASTIGO


Afortunadamente, en nuestro país, se han ido construyendo lentamente los derechos de los/as homosexuales, como por ejemplo concebir el matrimonio como tal con la normalidad que requiere al igual que el de una pareja heterosexual, así como la posible adopción de menores por tales parejas. Pese a esto, sí que es cierto que aún quedan por establecer algunos cambios que permitan la total libertad y dignidad de las personas homosexuales en nuestra sociedad, cambios que, en muchas ocasiones son boicoteados por la pertenencia a organizaciones y/o ciertas ideologías o creencias que van en contra de los derechos humanos, pudiendo incluso a afectar a los/as más pequeños/as en los centros educativos, conociéndose como “Bullying Homofóbico”, recibiendo descalificaciones y burlas por los/as propios/as compañeros/as de aula por tener (o no) inclinaciones homosexuales o, incluso, ser hijos/as de éstos matrimonios.

Esto lo podemos observar hoy en día, en pleno siglo XXI, donde, en vez de crear penas para aquellas personas que atenten contra los derechos humanos, países como Rusia, se han enorgullecido de aprobar una ley  (cuya excusa es proteger a los/as menores de edad), que consiste en vetar aquellas relaciones afectivas que no sean tradicionales, traduciéndose, así, de ésta forma, en intentar “suprimir” la homosexualidad en el país, produciéndose, como consecuencia, movilizaciones en defensa de los derechos que les corresponden.

Si ya de por sí, en el país gobernado por Vladimir Putin, antes era complicado que sus habitantes reconocieran abiertamente su orientación sexual debido al acoso que se produce, con la aprobación de ésta ley, se hace aún más difícil, logrando, de ésta forma, una mayor persecución contra este colectivo.

La situación a la que conlleva éste tipo de medidas, es hacia un rechazo y una homofobia de gran calibre, pues, según datos del Centro Ruso de Opinión Pública, un 88% de la población encuestada está a favor de la ley que veta la propaganda homosexual. Además, si desgranamos este porcentaje, el 35% piensa que es una enfermedad y un 43% piensan que es un mal hábito, siendo éste debido por la educación impartida por padres y madres. Ambas cifras pertenecen a una encuesta llevada a cabo por el Grupo Levada en Abril.

Otros países menos desarrollados como Uganda, su presidente, Museveni, ha firmado una ley que castiga con penas de prisión a los/as homosexuales del país, así como a aquellos/as familiares y/o amigos/as que no denuncien a las autoridades competentes éstas prácticas. Esta ley castiga con hasta catorce años de prisión las prácticas homosexuales y, además, con cadena perpetua para las personas en lo que se denomina “homosexualidad agravada”.

Esta Ley de persecución y castigo a los/as homosexuales, ya fue aprobada en el mes de Diciembre por el Parlamento de Uganda pero, sin embargo, Museveni decidió posponer su puesta en marcha tras conocer los resultados de un estudio que encargó a catorce científicos. Dichos resultados afirmaron que la homosexualidad no es genética, sino que viene dada por una conducta social “anormal” aprendida tras las experiencias a lo largo de la vida. Sin embargo, la polémica se desata, ya no sólo con la aprobación y entrada en vigor de la ley, sino con una persecución hacia las personas homosexuales en el país a través de una lista que contiene doscientos principales sospechosos/as de ser homosexuales en un periódico del país tan solo un día después de la aplicación de la norma de Museveni.

En definitiva, éste tipo de actos es lo que está logrando que las próximas generaciones sean menos tolerantes, más homófobas, racistas y xenófobas, pues, pese a que se cree una alarma social ante éste tipo de legislaciones ya aprobadas, sí que es cierto que la movilización ante ello apenas se ha oído, así como la denuncia social.

Por todo esto, desde el Trabajo Social, afirmamos que los/as profesionales de ésta disciplina, tiene una labor muy importante en el ámbito político e institucional, salvaguardando, de ésta forma, los derechos humanos de cada ciudadano/a, así como respetar su dignidad y sus valores personales.

Por esta razón, reivindicamos la profesión y sus múltiples funciones de los/as trabajadores/as sociales, pues se tiene, en ocasiones, la mirada que dichos profesionales desempeñan funciones de carácter asistencial o prestacional, olvidando, de esta forma, las grandes capacidades que puede desarrollar en la sociedad, como, por ejemplo, la cooperación entre el pueblo y los/as políticos en beneficio del primero, salvaguardando y garantizando los valores que tenemos cada uno/a, y el respeto a elegir la vida que queremos, sin ser perseguidos/as por nuestros actos por ninguna organización o partido político.

 

González Stéfani, Gerardo Néstor

Navas Glembotzky, Teresa

 

13 de Marzo del 2014

3º de Grado en Trabajo Social.

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