En este precioso corto podemos
observar multitud de valores y emociones que pueden fácilmente relacionarse con
el trabajo social.
Podríamos equiparar al Sr.
Méndez con la figura del trabajador social, con el propósito de traer a
colación aquellos valores por los que deberíamos regirnos en el ejercicio de
nuestra profesión.
El trabajador social, al igual
que el señor Méndez debería desarrollar la capacidad de mirar a la persona con
la que va a trabajar deshaciéndose de una vez y para siempre de la mirada
caritativa, y cambiándola por una mirada de posibilidades, de confianza en sus
potencialidades y, por tanto, en el cambio.
Como el Señor Méndez, el
trabajador social puede relacionarse de algún modo con el buscador de talentos,
debe ser capaz de ver a través de la persona, de encontrar junto a ella sus
fortalezas y debilidades, para poder así trabajarlas de manera conjunta.
En él reside la misión de
motivar y de hacer reaccionar a la persona, de implicarse en su proceso de
cambio. De este modo, el trabajador social podrá acompañar a la persona a lo
largo del proceso de empoderamiento.
El corto refleja a la
perfección la idea de que cada persona es única, y necesita un trato especial.
De modo que el profesional, atienda a sus características y circunstancias
personales.
Por esto, el trabajador social
deber dar a conocer las opciones disponibles atiendo a la peculiaridad del
sujeto con el que trabaja, siempre y en todo momento, fomentando que sea el
propio usuario el que de manera autónoma tome la decisión. EL valor de la
autodeterminación es un elemento indispensable de la intervención del
profesional de trabajo social.
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