Impera el egoísmo y la falta de
principios de los que pulcra, clara y transparente debieran representarnos,
aquellos para los que solo somos unos euros menos o unos céntimos más.
Y es ahora, cuando falta el
dinero, el momento en el que deben crecer nuestros principios éticos y nuestra
responsabilidad.
Ahora que se priorizan los temas
económicos a los humanos, que retrocedemos en el tiempo y perdemos derechos
peleados por nuestros abuelos, sudados por nuestras madres, sangrados por
nuestros padres. Es el momento en el que debe emerger nuestra figura de trabajadores
sociales.
Podemos capacitar a las personas
y sociedades para que sean participes de su propio cambio, y que éste influya a
un nivel más amplio (global)
Nuestra labor no está solo del
lado de los más desfavorecidos, que no cabe duda de que siempre tendrán nuestro
apoyo, si no que va más allá. Debemos saber que tenemos la función de
concienciar a la población en general, en busca del bienestar y de la
eliminación de las barreras sociales.
Debemos luchar por la creación de
una conciencia social colectiva, y que juntos unamos fuerzas y peleemos por lo
que tanto costó conseguir
Para todo ello tiene que existir
un absoluto compromiso por nuestra parte , y responsabilidad en todos nuestros
actos profesionales, que harán que junto con el esfuerzo empleado, podamos
contribuir a la creación de una sociedad más justa e igualitaria, en la que la
población sienta que de verdad cuenta, que tiene poder.
Para que el día de mañana miremos
a nuestro alrededor y no pensemos a cada momento, ¡Qué injusticia!
Por todo ello, y con la certeza
de que el cambio es posible, luchemos activamente por ello.
Mario Marín, 3º Grado en Trabajo
Social
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